16 Jun
16Jun

No todo está en lo que la sociedad dicta que es o debería ser, tampoco en la genética, o en la historia. Seguramente haciendo una retrospección te has dado cuenta que la elección de pareja depende de la extensión de los contactos de tu entorno inmediato, esto es, que la mayoría de las personas que se juntan para “vivir felices por siempre” suelen ser personas que tenían un escenario en común, como el trabajo, la escuela, el vecindario, o algo por el estilo. Y si no lo hacías antes, probablemente al leer esto, ya te lo estés preguntando. Por ejemplo: cada que veas a una pareja, pregúntate qué hubiera pasado si cualquiera de las dos partes hubiera tenido un escenario mucho más abierto, esto es, que sus contactos personales hubieran sido mucho mayores, ¿crees que al final hubieran terminado ellos juntos? Probablemente hubieras pensado que sí, que Dios, la vida o la deidad que prefieras, tuvo un plan místico y milenario, y que por medio de algo que podríamos denominar destino (o karma, si te quieres ver algo vengativo), fue lo que llevó a estas personas a unirse; o si eres más técnico podrías estar pensando en afinidad, neuronas espejo, sincronicidad, causalidad, casualidad, emparejamiento selectivo, dios o como quieras llamarle, por ahora le llamaremos “Efecto de mera exposición”.

Pero ¿qué es esto? Pues el efecto de mera exposición es un fenómeno psicológico por el cual nuestro agrado o desagrado por un estímulo específico (un estímulo es cualquier cosa que genere una respuesta específica en nosotros, sea esta respuesta positiva o negativa), aumente o disminuya mediante una exposición repetida. Para ponerlo más simple: mientras más veas a una persona, en un escenario específico (escuela, trabajo…), puede atraerte más y más y más, no importa si la persona es relativamente fea (y digo relativamente porque la atracción es de interpretación libre), o no. Al cabo de un tiempo, verás a esta persona de tal manera que te sentirás atraída a él o ella, y empezarás a analizar las opciones de un acercamiento con fines procreativos y recreativos, si sabes a lo que me refiero.
Bueno, si te has dado cuenta que en tu entorno ya sea familiar, social, laboral o educacional (principalmente pero no exclusivamente), se han formado parejitas por medio de este efecto, ¿qué te haría pensar que tú y tu pareja son lo únicos que salen de la norma y no les sucede esto? Por supuesto que estarás pensando “a mí jamás me ha pasado ni me pasaría, soy más listo que los demás y no me aplica”. Pero dime algo, al final la pareja con la que vives, se encuentra en tu misma ciudad, ¿no?, comparten el mismo contexto, ¿no?, al final, viven en la misma casa, y ahora dime ¿ya te gusta o necesitas más tiempo?

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